Tuesday, October 9, 2012

El autobús sigue. Y que nadie se me baje.

Frustración.

Decepción. 

Tristeza. 

Sólo por mencionar unas de las muchas emociones que nublaron a muchísimos venezolanos en lo que defino como un guayabo colectivo y bien masivo que estamos viviendo tras las elecciones del domingo. 

Pero este no es el fin. Es tan sólo un principio. 

De verdad a mí mismo me sorprende cómo puedo estar tan optimista y positivo apenas dos días después de la decepción más grande que he vivido, quizás en mi vida. Con cada año que veo pasar, siento que mi amor por Venezuela lo único que hace es crecer. Amor por mis amigos, nuestra música, nuestra comida, el Ávila, nuestras costumbres. Y cada día quiero poner mi granito de arena en la búsqueda de una Venezuela mejor.  Pero escuchar las palabras de Henrique Capriles Radonski, y leer tantos mensajes de ánimo en las redes sociales que están tan conectados con mis sentimientos me confirman que en efecto estamos en el amanecer de un recorrido increíble, donde ya se empezaron a sembrar las semillas, no para un cambio político, sino para un cambio social y un verdadero progreso.

Y eso no tiene porqué terminar ahora. 

Este resultado no es más que un recordatorio que la nueva Venezuela todavía no se ha alcanzado. 14 años de este gobierno no se contrarrestan con 3 meses de campaña. Pero esto va mucho más allá de salir de este gobierno. Como nueva generación comprometida con un cambio, tenemos que estar comprometidos con demostrar que no sólo representamos un cambio con respecto a estos 14 años, sino con respecto a como se ha venido manejando Venezuela en el último siglo. No somos la gente de la Venezuela del pasado que manejaba al país bajo un capitalismo empresarial. Pero tampoco venimos con promesas de un socialismo que regalará dinero y casas sin esfuerzo alguno. Ambos extremos están en lo incorrecto y el radicalismo es la única constante que ha tenido Venezuela desde el principio de sus tiempos, y es hora de cambiar. Capriles ha tomado ese cambio como bandera, y está en cada uno de nosotros evaluarnos, y generar ese cambio dentro de nosotros mismos y contagiar a Venezuela de ese cambio. No es Capriles el que va a convencer al pueblo chavista de que hay un camino. Somos nosotros mismos, con nuestros granitos de arena, acercándonos al prójimo, reconociéndolos como iguales, respetando la leyes. El problema cultural de Venezuela no está nada más en la gente del oficialismo que opta por el facilismo y el oportunismo. Todavía hay mucho resentimiento que viene de nuestro lado. Mucho racismo y mucha viveza. El cambio empieza en cada uno de nosotros. En poner nuestro ejemplo de lucha, e ir un paso más allá y demostrar a los que creen que somos la causa de sus problemas, que no lo somos. Que somos un sólo país. Salgamos de nuestras burbujas. Extendamos nuestra mano, no con motivos políticos, sino con sentimiento humano. No es conseguir un voto, es sembrar una semilla de superación, que a la larga, es lo que sacará este país adelante. 

Sé que no estoy sólo. Sé que todo esto se dice muy fácil pero que es difícil de lograr. Pero nadie nunca dijo que sería fácil. Creímos en el camino antes del domingo, no dejemos que una piedra en el mismo nos haga perder la esperanza, y mucho menos, las ganas de trabajar. De este autobús que nadie se me baje, porque de pana que ni yo, ni Capriles, ni ninguno de los casi 7 millones que creemos puede solo.

Me comprometo con ustedes. Me comprometo con Venezuela. 

Fuerza y fe. 

Luis







Monday, March 29, 2010

El 6 por 8 se lleva en el corazón

Como músico venezolano radicado momentáneamente en el exterior, no sólo sufro de la falta de arepas, pabellón, queso guayanés, tequeños, ron, pirulín, arepas de chicharrón, nata, tajadas, la playa, los amigos, el ávila, etc. (me podría encadenar, y eso es algo que sí que no extraño), también sufro de estar lejos de una de las cosas más grandes que considero tenemos los venezolanos: nuestra música.

Esta lejanía es terrible. Aquí no tengo la posibilidad de ir a Discovery un miércoles por la noche a escuchar las nuevas propuestas de la MAU (Movida Acústica Urbana), donde se despliegan bandas con visiones geniales de lo que nuestra música puede ser. Bandas como C4trío, Nuevas Almas y Kapicúa, que no sólo hacen música venezolana, sino que la llevan hacia otro nivel. Ver a estas bandas y la calidad de los músicos que la integran me hacen pensar en el infinito potencial que tiene la música venezolana. Aquí no puedo ir a un concierto de Aquiles Báez tocando con todo su combo de amigos. Son las más bellas melodías con los más intrincados ritmos, pero al final todo suena como debería de sonar. Y bueno, nombres me sobran cuando me pongo a pensar en jazz venezolano. BAK trío, formado por Diego Álvarez, Roberto Koch y Rafael Brito. Simplemente un cuatro, un contrabajo, y un cajón flamenco (no respectivamente, jeje), pero es impresionante como se puede hacer tanto con un ensamble que a primera vista puede verse limitado. Pero es que las posibilidades de nuestra música van más allá de la instrumentación, pero ya hablaré un poco más de eso.

No sólo el jazz es lo que extraño. Hay mucha música genial cocinándose en Venezuela. Uno de los mejores ejemplos para mí es el de Gaélica (mi mejor amiga que toca violín recientemente ingresó a la banda y grabó un disco navideño muy bonito, comprenlo). Una banda que se ha enfocado en World Music en todo el amplio espectro de lo que ese género engloba: la música venezolana y la irlandesa juntan fuerzas para crear un mundo musical donde todos los estilos tienen algo que aportar. El rock también está levantando vuelo. ViniloVersus y La Vida Boheme han logrado una base de seguidores de la cual estoy sumamente orgulloso (y un poco envidioso, debo admitir). Pero lo importante no sólo es la base de seguidores, sino que la producción musical tiene una visión muy clara de lo que quiere hacer, y eso es muy muy importante. No me puedo olvidar de Wahala, amigos a quienes les tengo mucho respeto y admiración. Todos estos artistas no hacen más que llenarme de orgullo.

Uno de los problemas es que no todo el mundo posee el aprecio que yo tengo por la música venezolana. Tiene algo que ver con el autoestima propio de un país y su gente. Antes era muy común decir que si una banda era venezolana era mala. Hoy me siento muy tranquilo sabiendo que esa situación ha mejorado. Sin embargo, sigue sin existir una verdadera infraestructura que pueda soportar y permita desarrollarse a todo este talento que tenemos en nuestro país. Un gran amigo una vez me dijo que la música, al igual que todo sector productivo de un país, necesita de inversión para que se desarrolle y pueda retribuir. El asunto no es sencillo, pero un gran paso es tener a todo el talento que tenemos y que este talento luche por nuestra música. Recientemente ha surgido Cacao Records, que ha permitido sacar a la venta material de calidad. Se que no es perfecto, pero hay que tomar en cuenta que el negocio de la música es uno muy difícil.

Sin embargo, creo que se puede. El primer paso lo están dando los mismos artistas, pues cada día vemos más artistas haciendo lo imposible por traer a la vida sus producciones con medios propios (yo estoy en ese paquete, aquí pueden acceder a mi material http://www.myspace.com/luisdelias, espero que les guste). Un tremendo ejemplo es mi amigo Antonio Mazzei, brillante pianista que me ayudó con mi grabación. Quieren escuchar talento emergente con propuestas nuevas? Búsquenlo en Myspace.

¿Qué hace nuestra música tan increíble? Demasiadas cosas. Los diversos ritmos, su complejidad enmarcada dentro de la musicalidad. Es una música que se presta a fusionarse con cualquier otro género de manera simbiótica. El otro género se nutre tanto de nuestra música como viceversa. El jazz venezolano es un gran ejemplo de cómo las posibilidades del jazz se nutren con el ritmo venezolano. Les recomiendo en este aspecto a Leo Blanco, pianista radicado en Boston cuyo último disco posee una calidad que yo comparo con la de artistas como Pat Metheny y Richard Bona. De verdad, la música venezolana tiene toda la posibilidad de ser un fenómeno mundial, y qué fenómeno sería. Stan Getz viajó a Brazil a explorar los ritmos brasileños, lo que dio a lugar el emblemático concierto que dio en el Carnegie Hall junto a Joao Gilberto, concierto que es una piedra angular en el género del Bossa Nova. Es hora de exportar nuestro talento, de querer nuestro talento, compartir nuestro talento. Hay mucha gente brillante haciendo cosas geniales en Venezuela y no debemos nunca olvidar que la cultura es vida (no debo olvidar mencionar al trabajo que ha hecho el sistema nacional de orquestas en Venezuela y el impacto que ha tenido).

Uno podrá escuchar toda la música que uno quiera, y eso es parte del enriquecimiento y de la inspiración, pero nunca debemos olvidarnos de quien somos, ni de donde venimos, porque sólo así podremos tener claro hacia donde vamos. No importa qué, el 6 por 8 se lleva en el corazón y en la sangre. De parte de uno queda darle vida.



Si les desperté el interés sobre nuestra música, aquí unos links


http://www.myspace.com/antoniomazzei
http://www.myspace.com/nuevasalmas
http://www.myspace.com/leoblancomusic
http://www.myspace.com/luisdelias




Tuesday, March 16, 2010

La Redefinición del término One Man Band.

Orchestrionics. Ese es el término que usa el guitarrista Pat Metheny (con 17 Premios Grammy en su haber) para denominar su último proyecto. El sábado pasado tuve la gran oportunidad de ver en vivo y en persona de qué se trataba. Desde que compré la entrada (en octubre, creo), esperé con ansias el momento de ver a este gran guitarrista, que es referencia para todo músico que quiera adentrarse en el jazz, tanto a nivel de ejecución como de composición. Sin embargo, nunca supe en verdad qué iba a ver. En el momento, él estaba de gira con su actual trío, y eso ya hubiese sido tremendo espectáculo. Sin embargo, el evento cuya entrada compré era parte de The Orchestrion Tour 2010. Y qué privilegio. Es una de las puestas en escenas más increíbles que he visto, y que considero que uno podría tener la oportunidad de ver (incluyendo las pirotécnicas de Rammstein o los escenarios giratorios de U2 a pesar de no haberlos presenciado).

Bueno, pero ya mucha introducción.

Imagínense una pared hecha con una gran variedad de instrumentos. Dentro de los soportes se podían apreciar tambores, congas, un xilófono, shakers, platillos. A los lados, una estructura con frascos llenos de líquido, cada uno con una cantidad precisa y afinada con las notas de la escala temperada. Adelante unas marimbas, un piano y unas estructuras metálicas con unas tuercas giratorias. Después de tener un momento de contemplar el montaje, y ver sólo a Pat en tarima, la gran impresión es ver cómo de repente todos esos instrumentos empiezan a sonar por su cuenta, con Pat tejiendo sus melodías entre el acompañamiento y la increíble orquestación automatizada detrás de él. Suena, en efecto, como una orquesta. Pasajes y melodías rápidas, líneas de percusión elaboradas, todo sonando como un gran bloque. Cada instrumento ejecutando las ideas de este gran guitarrista. Simplemente deslumbrante.

Los pensamientos iniciales de uno se vuelven hacia la automatización y el trabajo que debió haber supuesto dicho ensamblaje. Pero es difícil apartar el oído de la belleza musical que este artista propone. Cada instrumento está cumpliendo su función dentro del concepto de la obra musical. El montaje técnico no es el show en sí mismo, sino que es el efectivo mecanismo usado por el señor Metheny para presentar su música. La música crece dentro de la orquesta robótica, que a su vez se presta para la ejecución de las piezas. Una verdadera maravilla a decir verdad.

Pero en este punto uno podría decir que con músicos de verdad se podría haber logrado el mismo o inclusive un mejor sonido. Yo no podría estar de acuerdo. Pero es más adelante que pude vislumbrar cual es la verdadera magia de todo. Después de haber ejecutado casi todo el disco que promociona, Pat empieza a explicar cómo funciona todo. Como ingeniero y músico, mi mente no dejaba de debatirse entre adivinar qué pasaba tanto musicalmente como físicamente. Pat lo confirmó: la magia de los solenoides. Estos dispositivos son elementales para convertir señales eléctricas en respuestas mecánicas. Después de eso, es coser y cantar (con muchos pedales, interfaces MIDI, programas de audio, etc.). Bueno, no tanto coser y cantar, pero simplemente es el mismo principio básico usado al secuenciar música digital, sólo que el sonido esta vez es real.

Luego vino el núcleo de la idea. Cada instrumento no sólo está conectado a la computadora, sino que puede comunicarse con la guitarra de Metheny mediante una interfaz MIDI (increíblemente útil al momento de componer). Esto lo demostró al componer en el instante una pieza musical, haciendo overdubbing de sí mismo (graba una secuencia, la pone en repetición y vuelve a grabar), sólo que cada vez que grababa una nueva parte, asignaba su guitarra a otro instrumento, y ahí está el queso de la tostada. Todo el desarrollo tecnológico, que parece ser sacado directo del género steampunk, le permite a Pat controlar cada nota en cada instrumento. Esto va más allá del papel y del lapiz, pues aquí está la garantía de que Pat fue el ejecutante de cada nota que llega a nuestros oídos. La herramienta de composición tiene un valor increíble, pues le brinda al compositor una traducción directa entre su instrumento principal y para el quiere escribir. La herramienta como presentación en vivo también tiene su interés, pues al final sabes que todo lo que escuchas fue tocado por el mismo artista. Es la redefinición del One Man Band.

Esta propuesta tecnológica-musical trae consigo tantas posibilidades y cosas nuevas al género y las logra hacer válidas debido a su cuidado en la ejecución. Un gran problema con los instrumentos automatizados siempre ha sido la escasez de dinámicas (forte, piano, mezzopiano, etc..). La rigurosa construcción de estos instrumentos bajo la meticulosidad musical de Pat le dan un rango bastante impresionante de ejecución a los mismos. Escuchando el CD, uno puede llegar a olvidar que son robots, salvo ciertos pasajes que ponen en evidencia que queda mucho trabajo por hacer, tanto a nivel musical como a nivel tecnológico. Pat mismo dice que el escribió pensando en las aptitudes de los robots, los cuales también tendrán que ser mejorados para ampliar las posibilidades de uso.

Con todo esto no estoy diciendo que este sea el futuro de la música. Para nada. El alma del músico no se puede ni cuantificar ni discretizar. Siempre estará ese parámetro que ninguna fórmula logrará deducir. Sin embargo, con esto se puede traducir y replicar el alma de un músico y lo que quiere decir. Claro, como en todo proceso físico, siempre habrán pérdidas no deseadas al momento de transformar la energía. Es cuestión de aprovechar las posibilidades y explotarlas en función de la creatividad y del arte, que al final, es lo que es la música.

Si les interesó la propuesta y mis apreciaciones, aquí les dejo el link a un video donde se resume la filosofía tras todo este proceso, incluyendo la historia y las motivaciones del artista.

http://www.youtube.com/watch?v=9VymAn8QJNQ

Espero no haberlos aburrido

Saludos





Monday, March 15, 2010

¿Verdaderamente aceptas quién eres?

Sip, un poco intenso el título de mi primer blog.

¿Por qué estoy bloggeando en primer lugar? Creo que esa es la primera pregunta que uno debe responder al momento de decidir ponerse a escribir cosas en un sitio de internet público. La respuesta me vino justo cuando se me ocurrió empezar con esa pregunta. Básicamente, creo que quiero escribir porque últimamente tengo cada vez más cosas que decir (o siempre las he tenido, pero sin medio o ganas de expresarlas así de abiertamente) y bueno, me pareció que quizás esto podría ser un interesante proyecto, para el cuál tengo ya varias ideas, que no se limitarán a meditaciones metafísicas del ser y la existencia (que es el tema con el que quiero arrancar).

Sip, básicamente quiero escribir sobre esto porque es un tema que siempre ha dominado mis estados de ánimo. En especial porque yo siempre he estado consciente (bueno, no siempre, pero desde que me decidí me he mantenido firme) sobre la dirección que quiero llevar en la vida. Desde que conocí la música, ya hace 10 años, supe que era lo que yo quería hacer con mi vida, y era dentro de ese increíble y vasto universo compuesto de notas, acordes, intervalos, melodías, ritmos, tesituras, y muchas cosas más. Empecé a estudiar en un conservatorio, luego hice un curso de verano en Berklee College of Music donde descubrí el Jazz y desde entonces, mi sueño es hacer crear. Es un sueño difícil de alcanzar, lo sé. Pero nunca he sido de los que abandonan sus metas (a pesar de que puedo llegar a ser increíblemente indisciplinado jeje).

Llegado el momento de entrar en la universidad, decidí estudiar ingeniería electrónica, para una vez culminados mis estudios, estudiar música tiempo completo. La música en Venezuela es un camino sumamente difícil, así que estudiando esta carrera primero garantizaba tener un back-up plan en caso de. Sin embargo, nunca he perdido mi horizonte. Ya en el 5to año de mi carrera y haciendo una pasantía en Alemania, no dejo de pensar siquiera un día en que ya el año que viene empezaré mis estudios formales de música. Ya tengo planes de hacer una maestría y todo, pero no nos adelantemos a los hechos todavía.

Parezco estar muy claro, pero eso es lo que yo pensaba hasta hace poco. Desde que estoy en Alemania he enfrentado una crisis de identidad muy severa debido a que básicamente este viaje no ha sido lo que yo esperaba que fuera. Sin embargo, creo que esa no era la razón. Creo que simplemente no había hecho las paces con lo que en verdad soy. Siempre había pensado que yo era un músico en un mundo foráneo cumpliendo con una responsabilidad. Me gradúo y listo. Cumplí. Mi familia estará tranquila. Tengo mi plan b. Fino. En la universidad me ha ido bien y he conocido a gente muy especial que me hacen saber que la decisión fue la correcta. Pero aquí en Alemania no tengo a esos amigos que me hacen disfrutar las clases, y la falta de motivación ha hecho que me cueste un poco salir bien. En esta universidad sólo tengo a mi carrera (he hecho grandes amigos aquí, pero ninguno estudia ingeniería electrónica y es como difícil acercársele a un alemán y decirle "hallo, möchtest du meine Freund sein"). Ahí empezó el conflicto. Me pegó la soledad, la lejanía de casa, la frustración generada por todos los rollos. Sin embargo, empecé la pasantía y sorprendentemente ando contento de aplicar mis conocimientos y ganar dinero. Estoy haciendo algo que es súper fumado, pero súper interesante. Pero la máxima iluminación creo que llegó este sábado pasado. Fui a ver a uno de mis guitarristas favoritos, Pat Metheny, y su nuevo proyecto, llamado Orchestrion. Hablaré de esto en futuras entradas, pero el hecho es que es una innovación tecnológica y artística que me dejó boquiabierto. Y no sólo por la parte artística. Hoy me doy cuenta que quedé maravillado por cada aspecto de la presentación, y por fin entendí que debo aceptar que a pesar de que yo me considero últimamente un músico y sé que ese es mi destino final, parte de mí es (o se ha convertido) en ingeniero. Creo que logrando aceptar esto, podré sacarle más provecho a mi potencial, y creo que es el primer paso que uno debe dar para ello. Seguramente me molestaré de nuevo con la ingeniería. Lo sé. Pero bueno, ni modo. Uno también se puede pelear con la familia, pero al final está ahí sólo para hacerte crecer. Al final sacaré cuentas de cuánto me hizo crecer, pero por lo pronto, tomaré como valor deseado el máximo. Veremos cómo me va.

Saludos a todos